Cultura
Patrimonio de la Humanidad, distinción que se conserva transformándose con la sociedad

Muchos son los compromisos que se adquieren cuando los sitios son designados Patrimonio de la Humanidad, ayudar a conservarlos es transformarse junto con ellos. Patricia Martínez Lira, directora de Monte Albán, nos habla algunos de esos retos y como los enfrenta.

En 1972 la UNESCO creó la convención para la Protección del Patrimonio Cultural y Natural, la cual establece que aquellos lugares en el mundo que sean universalmente excepcionales pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La convención está firmada por 190 países y actualmente se registran 382 sitios culturales y 206 naturales, distribuidos a lo largo del planeta. México cuenta con 27 sitios culturales, 6 naturales y 2 mixtos, entre los cuales se encuentra el sitio arqueológico de Monte Albán.

Resulta fundamental destacar que la donación que Guillermo Oscar Jenkins destinó al rescate de un sitio de naturaleza prehispánica da cuenta de su enorme cultura y del cariño que sentía hacía su patria adoptiva. Además, Fundación Jenkins no fue creada sino hasta una década después de cuando realizó estos importantes donativos para la exploración, rescate, consolidación y difusión de una de las principales zonas arqueológicas de México. Es necesario destacar que Monte Albán, reconocida como Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1987, debe, en gran medida, este importante reconocimiento a la labor filantrópica de Guillermo Oscar Jenkins.

Con motivo del donativo que Fundación Jenkins aportó para los trabajos de reconstrucción después de los sismos del 2019, tuvimos la oportunidad de conversar con Patricia Martínez Lira, directora del sitio de Monte Albán.

Patricia nos comenta que tener un reconocimiento a nivel internacional por parte de la UNESCO le proporciona al sitio dos beneficios importantes: la difusión a nivel mundial y el acceso a un fondo para programas emergentes. De igual modo implica el compromiso y la responsabilidad de mantenerlo en óptimas condiciones para poder seguir conservando la distinción de Patrimonio de la Humanidad.

El manejo de un sitio tan grande como Monte Albán es un reto que implica tener un plan operativo que se vaya transformando de la mano de la sociedad. La accesibilidad a personas con discapacidad motriz es un ejemplo de estos cambios. Si bien hoy es un tema obligatorio en cuestión de derechos humanos y que ahora se vislumbra posible, cuando en 1987 Monte Albán fue inscrito en la lista de Patrimonio, este asunto no estaba considerado como requisito. Otra de las problemáticas que presentan los sitios arqueológicos es que muchos de éstos se ven amenazados por la mancha urbana, Monte Albán no es la excepción. Ante ello, Patricia Martínez nos comparte que uno de sus proyectos más innovadores es justamente involucrar a las comunidades aledañas en el proceso de conservación del territorio.